lunes, 22 de abril de 2013

Comentario: Mad Men 6x04- To have and to hold


"Everyone is scared there"

Una crítica fácil que muchas veces se le hace a Mad Men es que “nunca pasa nada”. Los motivos son varios, el principal es que el “plot”, el argumento en sí de la serie es secundario en comparación con el desarrollo de los personajes. También viene por cierta morosidad, intencional, en la estructura narrativa de la serie, donde pequeñas cosas se van sembrando los primeros cuatro o cinco episodios, luego hay un cambio de tono abrupto, y las resoluciones recién se ven en los últimos ( o directamente EL último) episodios de la temporada.
Pero eso era antes. En la medida que avanzan los sesenta, y la historia se va llevando por delante a los personajes, la narración de Mad Men también fue cambiando. El año pasado era como que cada episodio era un Gran Tema, y los personajes actuaban una pequeña obra dentro de ese tema. Este año, las cosas que podíamos intuir en el primer episodio (la precipitación de las relaciones Megan-Don y Pete-Trudy, la rivalidad entre agencias ahora que Peggy trabaja para el enemigo, la rara posición de Joan  en el negocio, las consecuencias comerciales de tratar de dejar las cuentas chicas y focalizarse en cuentas más grandes) en lugar de resolverse en 10 semanas se están cayendo por su propio peso. De hecho, este episodio ya asienta un nuevo status quo para tantos personajes que podría ser un final de temporada y nos hace llegar al domingo que viene en la oscuridad total.
De todas maneras, el episodio es puro Mad Men, donde el lema es ‘adaptarse o morir’. Y retomando otro tema central de la serie, las mujeres parecen estar mejor preparadas para esa adaptación. Joan, que sigue luchando con su imagen histórica y con las consecuencias de cómo consiguió ser socia de la agencia, primero tiene un momento que podría haber sucedido en 1961, cuando solamente era la abeja reina en una colmena de secretarias, e intenta poner en su lugar a Scarlett (una baby-Joan si las hay) como alguna vez lo hizo con Jane, mandándola derecho a los brazos de Roger. Entra en escena Harry Crane, de quien su cambio de apariencia exterior encaja perfectamente con su interior. No importa si Harry merece lo que pretende y pide (probablemente sí), lo hace de una manera tan desagradable que nadie se pone de su lado, y lo único que logra es quedarse con su secretaria y un cheque de “cállate, Harry”. Le veo poco futuro a Harry en SCDP tal como está.
Volviendo a Joan, un deus-ex machina en forma de una vieja amiga de visita, le hace darse cuenta que para logar el respeto del que se cree merecedora necesita por empezar a actuar ella la parte. No hay más que ver a la Joan que vuelve a la oficina al otro día para darse cuenta, y si parte de su cambio de imagen pasa por dejar de lado las “pequeñas cosas” de ser la office manager y secretaria glorificada, la beneficiada es Dawn. Otro dato interesante: en otro momento histórico, Scarlett hubiera sido la heredera natural de las simbólicas llaves de Joan. En su lugar, es Dawn las que las recibe, leyendo en el gesto, aun mejor que Joan, que eso no es un castigo sino un premio. Me gusta Dawn, espero grandes cosas para ella.
Otra mujer que está transitando los sesenta con gracia es Peggy, directamente enfrentada, por primera vez, con Don. Y mostrando, una vez más, lo buena que es en lo suyo. Don siempre lo supo, pero no estoy seguro que supiese lo peligroso para sus negocios que podía ser hasta ahora. Siempre es refrescante también cuando la serie se toma unos minutos para mostrarnos lo profesional que es esa gente, que no están ahí por capricho nada más. Y si bien Peggy le dio al cliente justo lo que necesitaba, la presentación de Don también fue brillante, aunque como con la presentación de Sheraton en el primer episodio, tal vez se está volviendo demasiado abstracto para las necesidades del mercado de fines de los sesenta. Me pregunto si un “final feliz” para Don no sería dedicándose a algo creativo por la creatividad misma… lo dudo, pero sería interesante de ver. Finalmente, ni Don ni Peggy se quedan con la cuenta, y en el proceso SCDP pierde otra cuenta y probablemente la fidelidad de Ken. Los socios mejor que no se olviden que Ken es Dow, y no hay napalm que revierta el hecho de que es la cuenta más grande que tienen en este momento.
Y finalmente la tenemos a Megan. Podría ser debatible, en el mejor de los casos, si Megan se está adaptando  o no a los cambios que la rodean. De algo estoy seguro: por más que su marido, con uno de esos regresos a la edad de piedra que le son característicos le ponga palos en la rueda a su carrera, ella no lo va a aceptar. El fin de ese matrimonio puede que sea cuando un día encuentre a Don a los besos en el ascensor con Sylvia, pero es mucho más probable que sea cuando se canse de ser llamada puta por el hipócrita putañero de su marido. Megan no es Betty, y como suele suceder, el poder le va a venir con el dinero, y en cuanto sea una estrella de televisión como corresponde, hasta aquí llegó su amor como señora Draper.
Fue nuestra querida Trudy Campbell la que la semana pasada resumió las reglas de la apariencia que dominaron durante años a estos personajes. Y que puede ser que aun los dominen, como Joan y Don parecen querer creer. Pero hasta Don se fuma un fasito inspirador EN LA OFICINA y un par de desconocidos no tienen ningún tapujo en tratar de seducir a los Draper para poner el “swinging” en el “sixties”. La sutileza, claramente, los ha abandonado.

Algunas observaciones al paso:

  • Siempre nos quedamos con ganas de un poco más. Los primeros dos episodios, faltó un poco de Joan. En este, bastante Joan-céntrico, nos faltó un poco de Roger. Pero sus dos participaciones, ambas por el asunto Harry, son impagables.
  • A veces nos olvidamos lo divertido que puede ser Mad Men, no solo por los chistes de Roger: la música de agente secreto que acompaña la llegada de Stan es impagable.
  • El personaje de Megan en la telenovela es de una mucama. Que seguramente va a terminar casándose con el señor rico. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
  • Y hablando de la telenovela, espero ver más de señor y señora fiesteros. Ella me recordó por un momento a la nueva Dark Betty. Y hablando de Betty, como alguien comentaba en twitter, seguramente es adicta a To have and to hold.
  • Sensitized! Bonnie & Clyde de Gainsbourg y Bardot musicaliza uno de esos momentos que encapsulan perfectamente la época y el perfil de los involucrados. 

3 comentarios:

  1. Fue un episodio brillante, y coincido en que las historias se van precipitando mucho mas rapidamente de lo esperado. Por ejemplo, el encuentro Don-Peggy yo lo calculaba en el episodio numero 10.
    Me encanto la historia de Megan, ayer pasaban en la tele un episodio de principios de la temporada 4 (cuando las secretarias participan del focus group) y me sorprendio al rever cuantas caracteristicas de la Megan actual ya estaban incipientes en ese momento. Y ese maquillaje tipo travesti que tiene durante la cena de swingers ES LA VIDA!
    Amo a Peggy y todo lo que hace profesionalmente, y cuando le afano la frase a Don fue lo mas.
    Y estan dandole el dedo a Peggy fue todo tambien.
    G
    PS: No te conte que le cambie el titulo a mi paper sobre spousal privilege, ahora se llama To Have And To Hold. De hecho el paper comienza con una referencia televisiva: "Let's get married so we don't have to testify against each other".

    ResponderBorrar
  2. "To have and to hold"?! Eso es estar en el zeitgeist

    ResponderBorrar
  3. Tengo una especie de amor y odio por esta serie, la forma en que manejan el machismo a la vez la odio creo que Mad Men es una serie muy completa tiene un gran elenco y aunque no me gusta el papel de las mujeres en la serie creo que muestra la evolución de este genero.

    ResponderBorrar