miércoles, 13 de febrero de 2013

Mala Reputación: sobre el criminalmente ignorado Queer de los Thompson Twins

Porque cuando moves el culo, es lo primero que notan, y algunos errores se cometieron para quedar.
George Michael, filósofo contemporáneo


“Hazte fama y échate a dormir” es un refrancito mala leche, porque tiene dos implicancias bastante negativas: hacé algo bien y dormite en los laureles o, una vez que te mandaste una cagada, es irremontable. El mundo de la música está lleno de historias donde esto se aplica, desde esa gente que tuvo un momento brillante en su carrera (una etapa imperial, digamos) y luego no volvió a pegarle una pero siguen robando con sus pasadas glorias, o al revés, gente que cometió algún error temprano, y luego pasa una vida tratando de levantar el muerto. La frase de George Michael que cito más arriba es de su clásico Freedom 90, que justamente narra lo complicado de estas transiciones, de las cuales él cayó más o menos bien parado, tenido todo en cuenta. Pero George es la excepción y no la regla.
Empecé por acá porque tenía ganas de hacer una apreciación de un disco “maldito” pero que en ciertos ámbitos (digamos, mi círculo de amigos) es considerado un clásico: Queer de los Thompson Twins. Los TT, claro, tuvieron su momento de gloria unos siete años antes a la salida de Queer, a mediados de los 80, con canciones de ligero corte teeny bopper y una imagen demasiado telegénica como para ser tomada en serio: Tom Bailey clásicamente buen mozo con su ridícula colita roja; un integrante de origen africano y una mujer, cuando ninguna de las dos cosas se consideraban diversidad sino “truquito de marketing”; y una presentación que derivó rápidamente en payasesca. Las sólidas credenciales de Bailey como autor de canciones y músico nunca trascendieron más allá del círculo de revistas “muso” (de apreciación de los “músicos serios”), y para el final de los ochenta eran básicamente un chiste.
Tuvieron un intento de reinventarse con el álbum  Big trash (gran nombre, pero en lugar de ironía se prestó para el chiste fácil) y el hit menor Sugar Daddy, que los encontraba en nueva compañía discográfica y un hasta entonces raro éxito en un mercado que no les era el más familiar: la música dance.  Un poco frustrado, Bailey comenzó a trabajar con el productor Keith Fernley y sacar discos dance casi anónimos, con etiquetas blancas y atribuidas a un tal “Feedback max”. Uno de estos cortes  se llamaba Come inside y fue un hit de cierta importancia en el pico de popularidad rave 88-89. Envalentonados con este éxito, la Warner decidió sacar a la venta Come Inside en versión cantada y correctamente atribuida a los Thompson Twins, solamente para verla languidecer en los rankings. El álbum que la iba a contener, junto con otros tracks de Feecback Max resignificados, titulado Queer aprovechando tanto a homenajear a la poetisa favorita de Alannah Currie, Edith Sitwell y al momento político de asociaciones LGTB militantes tales como Act Up y su campaña Absolutely Queer, nunca salió a la venta en Inglaterra por miedo a que no funcionara.

Del otro lado del atlántico, artista y compañía se negaron a dejarlo morir, y Queer fue editado y promocionado de acuerdo a la campaña original (primero la disco antes que la radio). El disco fue un fracaso, pero los cortes dance tuvieron una repercusión inesperada. De hecho, quedaron tan aislados de la experiencia del álbum completa, que el tercer corte, una canción ligeramente hippie Strange Jane, fue incluida como un instrumental en la banda de sonido de la película Cool Word con el nombre de Play with me y cortada como simple como Play with me (Jane). Es decir, ni intenten buscar el álbum que contiene esta canción.
Una lástima, porque el álbum completo es sumamente interesante, tanto cuando intenta reproducir la experiencia rave en formato pop como en Come inside o Groove on, como cuando es clásicamente pop como en Flower girl y Jane, o cuando intenta una cosa más lúdica como en My funky valentine. Hasta se dieron el gusto de hacer un track completamente experimental, el que le da el título al disco, que es básicamente el poema del mismo nombre de Sitwell recitado por Currie sobre una base psicodélica y que casi se adelanta dos años al freak pop que sería característico de Bjork.
El fracaso del disco no fue un mensaje perdido en Bailey y Currie que decidieron que el estigma que los seguía no tenía que ver con la calidad del material que estaban colocando en el mercado, si no con la marca “Thompson Twins”, y fue lo último que hicieron con ese nombre. A partir de entonces comenzaron a presentarse bajo el nombre de Babble, dedicándose al dance y la electrónica, con éxito moderado y buena respuesta de la crítica, y sólo los fans y conocedores sabían de quienes se trataba en realidad.
Actualmente Tom hace música para películas y televisión, produce artistas con mucho éxito, y hasta tiene un proyecto multimedia experimental con el astrónomo y artista José Francisco Salgado, mientras Alannah se dedica a la política feminista y ecologista en su Nueva Zelandia natal, alternando con algunos experimentos en las artes visuales muy bien recibidos. Como lo mencioné en algún otro lado, fueron durante bastante tiempo pareja, y ahora cada uno rehízo su vida por su lado.
Queer hasta hace poco se conseguia en bateas de oferta, una gran oportunidad de hacerse y disfrutar del mismo. 

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