martes, 28 de febrero de 2012

Con D de ‘descompresión’.



Una de las maravillas de los diversos recursos de ficción que no solemos apreciar y sin embargo siempre está ahí es el manejo del tiempo. A veces de manera invisible, a veces obviamente; el tiempo se acelera, se detiene, se retuerce sobre sí mismo; va para adelante y nos muestra un flash del futuro, o va para atrás y nos cuenta el origen de algo. Libros y películas lo vienen haciendo desde sus orígenes, pero hoy quería hablar de las historietas y las series de televisión, que por su naturaleza seriada tienen sus propias ventajas y desafíos.
Scott McCloud explica como nadie el paso del tiempo en las historietas
El historietista y teórico de los comics Scott McCloud en su imprescindible libro “Understanding Comics” (“Como se hace un comic” en su edición de lengua castellana) explica el efecto de lo que sucede entre los márgenes (lo que en inglés se llaman "the gutters"): pasar de una viñeta a la que sigue puede ser una secuencia de un segundo o de 10 años, el tiempo queda en la transición. Esta libertad ha sido aprovechada, ignorada o abusada a través de los años por diversos creadores. Creadores que rara vez son inmunes a las tendencias y las presiones del mercado, por lo que a veces parece que hay  una sola manera de hacer las cosas.
Las historietas, especialmente las norteamericanas y “de género” (superhéroes, pero también de aventuras, westerns, guerra, etc.) fueron originalmente consideradas un producto no sólo para chicos, sino además como algo descartable y de consumo aleatorio. Esto significaba que las historias tenían que ser autocontenidas, empezar, terminar y explicar todo lo necesario en las pocas páginas que tenían asignadas. A este estilo de narración, rápida, sobre expuesta y de resoluciones arbitrarias se la conoció, retroactivamente, como ‘compresión’ o ‘hiper- compresión’: mucha historia, poco lugar.
Con los años, cambios en los gustos de la audiencia y en la manera de comercializar los ‘comic books’ llevo a que existiera la posibilidad de contar historias más largas y complejas, que podían extenderse por más de un número, o de contener argumentos secundarios que duraban varios números, independientemente de que se resolvieran historias puntuales. Este formato, claro, es el de las series de TV del tipo de médicos o de abogados: hay un “caso de la semana” que se resuelve, pero al mismo tiempo historias más largas, generalmente relacionadas con la vida personal de los personajes, que se extienden en el tiempo, en lo que algunos peyorativamente consideran una estructura de teleteatro.
Pero algo pasó en el mercado de las historietas: las ventas de los números individuales comenzó a declinar, con cada vez mas lectores optando por esperar a que fueran coleccionadas en un libro. Las dos grandes editoriales, Marvel y DC, por diversos motivos comerciales, comenzaron a apoyar cada vez más esta práctica, y directa o indirectamente, bajaron una línea editorial: “Write for the trade” (escribir para la colección). De esta manera, lo que antes era una historia de 22 páginas con principio y fin, ahora es una historia de 6 números (que recordemos, son mensuales) cuyo objeto principal es ser coleccionada eventualmente en un libro. Claro que hay autores que utilizaron este nuevo formato para contar historias más complejas y sutiles, desarrollar personajes, reparar en detalles. Pero otros simplemente las usaron para estirar innecesariamente historias sin ningún peso, agregar diálogos irrelevantes o pasar números y números de cabezas que hablan sin que la historia avance. El principal ofensor es el escritor Brian Michael Bendis, a cargo de los principales personajes de la Marvel desde hace casi 10 años. A este efecto rebote de lo que fue la hiper- compresión se lo conoce como ‘descompresión’.
Las famosas "cabezas Bendis" que hablan y hablan y hablan...
Las historias descomprimidas están por todas partes, claro. Ya mencionamos que los libros y las películas siempre usaron estos recursos, desde la novela rusa a mucho del cine de arte actual, siempre criticado porque “no pasa nada”. Pero eso es un tema para otra columna. El origen de ésta fue que el fenómeno de descompresión hizo el salto también a las series de televisión, con resultados mixtos.

Tal vez el caso más extremo es el de 24, cuya premisa básica era justamente la descompresión como recurso narrativo: contar la historia de un día en lo más parecido al tiempo real: 24 episodios de una hora. Independientemente de que gustara o no, el recurso generó un impacto y gran parte del éxito de la serie se debió a esta originalidad.
Pero la descompresión a veces nos genera un efecto contrario, especialmente cuando invertimos horas de nuestro tiempo, o a veces meses (recordemos que estamos hablando de ficciones semanales) en una historia que sigue más o menos en el mismo lugar. Estoy pensando en Breaking Bad, la aclamada serie que justamente fue creada por Vince Gilligan, que como guionista de The X-files algo sabe de extender historias  más allá de lo necesario. Obviamente nadie puede acusar a Breaking Bad de que no sucede nada, al contrario, suceden demasiadas cosas. Pero cuando uno repara que estamos en el final de la segunda temporada y la esposa del protagonista aun sigue embarazada, empezamos a empantanarnos. Episodio 1: mujer embarazada de 7 meses. Episodio 20, 2 AÑOS DESPUES, mujer que recién esta por dar a luz. La suspensión del descreimiento empieza a estar al límite.
Promocion de la segunda temporada de Breaking Bad. Skyler TODAVIA embarazada
Como dice el encabezado de este blog, aquí no hay opiniones objetivas. En lo personal, la descompresión me cansa, me hace perder el interés. Claro que a veces se compensa con otros matices (más allá de que la use de ejemplo, Breaking Bad utiliza el recurso mayormente con éxito, para mostrar las sutilezas evolutivas del personaje de Walter White), y depende también del compromiso económico mas alla de lo temporal que tengamos: si cada historieta sale un promedio de 3 dólares, con nuestro tipo de cambio y la dificultad para conseguirlas, queremos que pase ALGO y no tener que esperar seis meses para un “continuará” que probablemente decepcione de todas maneras.



2 comentarios:

  1. Muy buen post, Gus! Se aprecia mucho y yo soy menos objetivo que vos con este tema. Bien.

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  2. A mi me pasa igual, y la pena no es que utilicen este recurso al servicio de las necesidades de la historia, sino a las necesidades de producción, porque hay que hacer tanto capitulos por temporada y se tienen que ceñir a un espacio muy concreto, no se que el seguidor se pierda.
    Yo a la lista añadiría Juego de Tronos, que casi se mueve en un "tiempo de nadie" muchas veces, porque en ocasiones no sabes cuando ha ocurrido, ni el tiempo que ha pasado, aunque existen ciertos indicios insalvables, como la edad de los personajes.
    El comic de The Walking dead tambien peca de ser un coñazo donde los personajes hablan, y hablan, y hablan. Y lo peor, es que son meros clichés soltando paridas estereotipadas.

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